El
ajo es una planta de origen asiático aclimatada en Europa desde hace más de
4.000 años y actualmente diseminada en todas las regiones climáticas del mundo
aún en países de zonas templadas. Su nombre científico es Allium sativum, también
es conocido como Majaguilla, pardillo, rabo de zorra, uvito.
Probablemente
no existe planta medicinal más conocida y estudiada que el ajo. Se ha utilizado
desde tiempos inmemoriales en numerosas y variadas formas. Por ejemplo, un
papiro egipcio que data de hace más de 3,500 años contiene sobre doscientas
recetas a base de ajo para diversos problemas de salud. El ajo ejerce efectos
sobre numerosos órganos de nuestro cuerpo y sobre numerosos aspectos de nuestra
fisiología. El problema con el ajo es el olor que delata, incluso a varios
metros de distancia, a quien lo consume. Este olor se debe a dos sustancias
altamente volátiles llamadas aliina y disulfuro de alilo. Estas se disuelven
con gran facilidad en los líquidos y en los gases y al ser trasportadas por la
sangre impregnan todos los tejidos de nuestro cuerpo.
Formas que se puede consumir
el ajo:
Crudo: masticar 1 a 3
dientes por la mañana. Tiene el inconveniente del mal olor.
Extracto de Ajo: en cápsula
o perlas. No causan mal olor corporal. También hay supositorios de extracto de
ajo.
Decocción de dientes de ajo:
hervir una cabeza de ajos en un litro de agua durante cinco minutos. Tomar tres
tazas diarias. Se pierden algunas de sus propiedades pero se evita el mal
aliento.
Sus aplicaciones en la
medicina herbaria son ampliamente conocidas y reconocidas, y se deben a su
contenido de vitaminas, sales minerales, almidón, azúcar, crimina y muchas
otras sustancias útiles para la nutrición. A pesar de que se le atribuyen
múltiples propiedades, la investigación sobre esta planta es incesante y tiene aún
un gran potencial dentro de la medicina.
Las aplicaciones
farmacéuticas del ajo son amplísimas, y sus propiedades varían según esté
cocido o crudo por la variación de sus compuestos al producirse un cambio de
temperatura.
Propiedades curativas:
El
ajo es considerado por algunos la más extraordinaria de todas las plantas
medicinales, ejerce una excelente acción depuradora, microbicida,
desinfectante, tonificante, vermífuga, anticatarral antirreumática, antigotosa,
combate la congestión, alta presión e hipertensión. Sus múltiples aplicaciones
incluyen su uso como antiséptico respiratorio principalmente en caso de
bronquitis. Aquí les dejo un listado de sus aplicaciones.
ü Combate un buen número de hongos, bacterias y virus
ü Reduce la presión arterial y el colesterol
ü Ayuda a reducir el bloqueo de las arterias y a reparar los daños causados por la arterioesclerosis
ü Previene y alivia el dolor en las piernas al caminar causado por la arterioesclerosis
ü Es antiinflamatorio
ü Su uso prolongado ayuda a prevenir algunos tipos de cáncer.
ü Incrementa el nivel de insulina en el cuerpo, reduciendo los niveles de azúcar en la sangre.
ü Algunos estudios señalan que el ajo aumenta ligeramente el nivel de serotonina en el cerebro ayudando a combatir el estrés y la depresión.
ü Dolor de oído: El aceite con ajos machacados se hierve, se cuela y luego se aplican unas gotas tibias.
ü Reumatismo: Machacar ajos y aplicarlos en las partes afectadas Alivia los dolores reumáticos.
ü Tos ferina: Ajos, en infusión con un poco de azúcar.
ü Insomnio: Comer en la noche ensalada de ajos con lechuga.
ü Lombrices: El zumo de ajo mezclado con leche es un gran remedio para expulsar las lombrices.
ü El ajo es la medicina natural adecuada para evitar la proliferación de las amebas y ser víctima de una amebiasis severa. El consumo constante de ajo evita que las amebas se multipliquen, pero si ya estos molestos parásitos están transitando por su organismo es recomendable tomar una copa de aguardiente con ajos molidos en ayunas durante tres días, esto garantizará la limpieza general de su sistema digestivo.
ü Manchas en la cara: Machacar ajos y aplicar sobre las manchas. Comer un diente de ajo crudo al mismo tiempo, durante varios días.
ü Mala digestión, tuberculosis, resfriados, bronquitis, asma, estreñimiento, enfermedades del hígado y riñones: Ha de consumirse crudo frecuentemente para suavizar muchos de los síntomas de estas enfermedades.
ü Para aliviar el dolor ocasionado por abscesos es un buen remedio la maceración y posterior cocción de 7 u 8 dientes de ajo, luego aplicarlos de forma externa sobre la parte afectada.
ü Difteria: Consumir ajos en maceración, los cuales constituyen una cura efectiva si se toman con frecuencia.
ü Acción expectorante: Tomar el zumo del ajo ayuda a expulsar con mayor facilidad flemas y mucosidad.
ü Gota, reumatismo, diabetes: Comer ensalada de tomate con ajo triturado, con la mayor frecuencia posible. El ajo incrementa el nivel de insulina en la sangre.
ü Diurético y antiespasmódico: Se recomienda tomar sopa de ajos, evitando echar una gran cantidad de sal en ella o incluso evitándola por completo. Estados de depresión y estrés.
ü Antibiótico: Un cataplasma de ajo, combate numerosos hongos, bacterias y virus.
ü Afecciones cardiovasculares: Su consumo habitual como condimento y especialmente cocido por su contenido de adenosina y ajoeno, reduce el bloqueo de las arterias, la presión arterial y el colesterol. Controla también los daños causados por la arteriosclerosis.
ü Repelente: El ajo posee una sustancia que repele de forma natural a los mosquitos y que no puede metabolizarse, lo cual obliga al organismo a expulsarla a través de la transpiración. Esto crea una barrera natural contra los insectos que evita la exposición a los químicos presentes en los repelentes industriales que pueden afectar su piel.
ü Combate un buen número de hongos, bacterias y virus
ü Reduce la presión arterial y el colesterol
ü Ayuda a reducir el bloqueo de las arterias y a reparar los daños causados por la arterioesclerosis
ü Previene y alivia el dolor en las piernas al caminar causado por la arterioesclerosis
ü Es antiinflamatorio
ü Su uso prolongado ayuda a prevenir algunos tipos de cáncer.
ü Incrementa el nivel de insulina en el cuerpo, reduciendo los niveles de azúcar en la sangre.
ü Algunos estudios señalan que el ajo aumenta ligeramente el nivel de serotonina en el cerebro ayudando a combatir el estrés y la depresión.
ü Dolor de oído: El aceite con ajos machacados se hierve, se cuela y luego se aplican unas gotas tibias.
ü Reumatismo: Machacar ajos y aplicarlos en las partes afectadas Alivia los dolores reumáticos.
ü Tos ferina: Ajos, en infusión con un poco de azúcar.
ü Insomnio: Comer en la noche ensalada de ajos con lechuga.
ü Lombrices: El zumo de ajo mezclado con leche es un gran remedio para expulsar las lombrices.
ü El ajo es la medicina natural adecuada para evitar la proliferación de las amebas y ser víctima de una amebiasis severa. El consumo constante de ajo evita que las amebas se multipliquen, pero si ya estos molestos parásitos están transitando por su organismo es recomendable tomar una copa de aguardiente con ajos molidos en ayunas durante tres días, esto garantizará la limpieza general de su sistema digestivo.
ü Manchas en la cara: Machacar ajos y aplicar sobre las manchas. Comer un diente de ajo crudo al mismo tiempo, durante varios días.
ü Mala digestión, tuberculosis, resfriados, bronquitis, asma, estreñimiento, enfermedades del hígado y riñones: Ha de consumirse crudo frecuentemente para suavizar muchos de los síntomas de estas enfermedades.
ü Para aliviar el dolor ocasionado por abscesos es un buen remedio la maceración y posterior cocción de 7 u 8 dientes de ajo, luego aplicarlos de forma externa sobre la parte afectada.
ü Difteria: Consumir ajos en maceración, los cuales constituyen una cura efectiva si se toman con frecuencia.
ü Acción expectorante: Tomar el zumo del ajo ayuda a expulsar con mayor facilidad flemas y mucosidad.
ü Gota, reumatismo, diabetes: Comer ensalada de tomate con ajo triturado, con la mayor frecuencia posible. El ajo incrementa el nivel de insulina en la sangre.
ü Diurético y antiespasmódico: Se recomienda tomar sopa de ajos, evitando echar una gran cantidad de sal en ella o incluso evitándola por completo. Estados de depresión y estrés.
ü Antibiótico: Un cataplasma de ajo, combate numerosos hongos, bacterias y virus.
ü Afecciones cardiovasculares: Su consumo habitual como condimento y especialmente cocido por su contenido de adenosina y ajoeno, reduce el bloqueo de las arterias, la presión arterial y el colesterol. Controla también los daños causados por la arteriosclerosis.
ü Repelente: El ajo posee una sustancia que repele de forma natural a los mosquitos y que no puede metabolizarse, lo cual obliga al organismo a expulsarla a través de la transpiración. Esto crea una barrera natural contra los insectos que evita la exposición a los químicos presentes en los repelentes industriales que pueden afectar su piel.
Contraindicaciones:
En
grandes dosis puede ser perjudicial, han de evitarlo las personas que sufren de
dolores de cabeza y biliosidad.
Tampoco
se recomienda para mujeres durante la lactancia.
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