Fiebre

La fiebre es el aumento de la temperatura en el cuerpo humano.  El hipotálamo sabe qué temperatura debe tener el cuerpo (en general, alrededor de los 98,6 grados Fahrenheit o 37 grados centígrados) y envía mensajes al cuerpo para mantenerla así. Pero durante el día puede variar de 36.5° (97.7°F) por la mañana a 37.5° por la tarde. Además difieren según el lugar donde se la toma (axila, boca, recto). La temperatura rectal es la más fiable, y es 0.5° más elevada que la que se obtiene de la boca.

La fiebre no es una enfermedad, sino el signo de algún padecimiento que indica que algo le está pasando al organismo.

En algunos casos el aumento de la temperatura es una sensación interna que solo el enfermo la experimenta. En algunos casos puede presentarse solo en una parte del cuerpo (abdomen, frente, brazos, etc,), cuando la fiebre es leve o moderada, el enfermo dice que se siente afiebrado o calenturiento.

Los síntomas de la fiebre son:

  •    Escalofríos o piel de gallina (piloerección).
  •     Extremidades frías.
  •   Poca sudoración.
  • Ojos llorosos.
  •  Agotamiento.
  •  Dolor de cabeza.


Igualmente la temperatura también puede alterarse por el ejercicio, la digestión, la elevación de la temperatura ambiental, la ovulación del ciclo menstrual y durante el primer trimestre del embarazo aunque en estos casos casi nunca supera los 38°C (100.4°F).
Las fiebre que superan los 38°C (100.4°F), son las que comprometen el estado del paciente, y constituyen una señal de algún trastorno orgánico o el efecto de agentes externos. Este tipo de fiebre no siempre se relaciona con procesos graves y no siempre es perjudicial. Pero si la temperatura alcanza los 40°C (104°F), pueden causar graves daños a las células del cerebro, especialmente en niños y en recién nacidos, y ocasionar convulsiones que algunos casos acompañarán al paciente por el resto de sus vidas.

Clases de Fiebre:


  •  Fiebre Continua.
  • Fiebre remitente.
  • Fiebre intermitente.
  •  Fiebre recurrente.
  • Fiebre ondulante.


Fiebre Continua: cuyos valores máximos y mínimos no son superiores a un grado centígrado del valor de la temperatura normal. Es frecuente en las neúmonias, infecciones generalizadas, fiebre tifoidea, tuberculosis, enfermedades virales, varicela, varicela, sarampión, rubéola, etc.

Fiebre remitente: oscilaciones diarias superiores a un grado centígrado sin alcanzar en ningún momento el valor de la temperatura normal. Este tipo de fiebre se encuentra en infecciones que producen pus.

Fiebre intermitente: La temperatura surge bruscamente, después de un escalofrío y luego baja bruscamente a su valor normal, y a veces más debajo de lo normal, acompañada de sudoración abundante. Como en infecciones urinarias, infecciones biliares, paludismo y abscesos hepáticos.

Fiebre recurrente: se caracteriza por alternar períodos de fiebre continua durante 2 o 5 días, con una fase de varios días de fiebre. Clásica en la meningitis crónica.


Fiebre Ondulante: se produce una serie de ondas febriles separado por intervalos de febrículas o periodos de fiebre. Es clásica en la fiebre reumática y en tumores.

Para bajar la fiebre de manera natural, siendo este un problema menor, ya que se recuerda que si no cede fácilmente es mejor recurrir a un médico.

Plantas Para Bajar la fiebre rápidamente:

Achiote: Se utilizan las semillas en forma de infusión, vía oral.

Ajenjo: Infusión de las hojas tallos y raíz, vía oral.

Saúco: Infusión de hojas  flores, vía oral.

Zacate de limón: infusión de hojas y rizomas, vía oral.

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