La presión arterial baja,
conocida también como hipotensión arterial, puede deberse a un episodio
aislado o ser, como el caso de la hipertensión, una condición. Algunas razones
por las que la tensión desciende se deben a la ingesta de determinados medicamentos,
ciertos tratamientos como la quimioterapia, enfermedades como la
anemia, infecciones o condiciones de salud específicas derivadas de alguna
enfermedad del pasado.
Cuando hablamos de tensión
arterial nos referimos a la fuerza con la que la sangre viaja por
todo nuestro cuerpo. Para medir la tensión se toman en cuenta dos valores, la
cifra sistólica que es la primera y la diastólica, que es la segunda. Así
una presión arterial normal oscilará entre la sistólica de 100 a 129
mmHg y la diastólica entre 60 a 84 mmHg. Por debajo de esos niveles se
considera baja.
La presión arterial
baja se manifiesta mediante varios síntomas: cansancio y fatiga
constante, mareo o vértigo en especial al levantarte o cambiar de posición,
sensación de que estás a punto de desmayarte y en algunos casos incluso
desmayos, náuseas y palidez.
Si la baja de presión se debe
a problemas cardíacos puedes sentir los latidos de tu corazón de
forma intensa, mientras que si se trata de una hemorragia interna las heces
podrían contener sangre. Cuando se debe a una infección se puede presentar
fiebre alta por encima de 38 grados.
Consejos para evitar y tratar la hipotensión
·
Si has sufrido una bajada de la presión
arterial y no deseas que vuelva a ocurrir, procura prestar atención a estos
tips:
* Bebe más líquido.
Ya que la hipotensión se puede deber a una deshidratación, ten siempre a mano una botella con agua mineral para no solo hidratarte, sino también aumentar el volumen de la sangre.
* No olvides que si bien beber té o café puede elevar la presión arterial esa mejora es temporal y hasta puede causar más deshidratación.
* Lleva una dieta equilibrada
* Si se te baja la presión con frecuencia, consume más cantidad de hidratos de carbono en pequeñas porciones, varias veces al día (cada 2 o 3 horas). Por ejemplo, come:
ü Pan.
ü Pasta.
ü Arroz.
ü Patatas.
ü Granos
enteros.
ü Verduras.
ü Pescados.
ü Pollo
magro.
ü Frutas.
* Evita cambios de posición muy bruscos
·
Antes de ponerte de pie, cruza las piernas en
forma de tijeras y aprieta. Otra opción es apoyarte en el respaldo o en otra
silla para ayudarte a levantar. Cuando estés acostado, muévete despacio y
siempre de costado, nunca te levantes haciendo fuerza con los abdominales. Si
estás sentado o inclinado cerca del suelo, levántate por etapas, aunque tardes
más tiempo.
* Equilibra el consumo de sal
Los que sufren de presión baja
han de aumentar (levemente) su consumo de sodio, a diferencia de lo que ocurre
con los pacientes de presión alta. Es preciso consultar con el médico para que
indique la dosis adecuada.
* Verifica los medicamentos que consumes
Ciertos fármacos para el corazón, así como los antidepresivos, los tranquilizantes, etc. pueden reducir la presión sanguínea. Si está indicado en los efectos adversos, pide al médico que te lo cambie por otro similar.
* Realiza ejercicios mentales
Según algunas investigaciones, resolver problemas matemáticos (restar, sumar, contar, multiplicar, dividir) eleva la presión sanguínea y puede compensar la hipotensión.
* Duerme con la cabeza en alto
La cabecera debe estar a unos 20 o 30 centímetros elevada en relación a los pies. Puedes colocar más almohadas o unos tacos en las patas delanteras de la cama.
Remedios
naturales para la presión baja
Té
de regaliz
Es un remedio natural para
subir la presión.
Ingredientes
1 cucharadita de regaliz (5 g)
1 taza de agua (250 ml)
Preparación
Calienta el agua y, cuando
hierva, echa la cucharadita de regaliz. Retira del fuego y deja reposar 5
minutos. Cuela y bebe. si tienes la raíz hay que rallarla.
Romero
Tiene la capacidad de
estimular el sistema nervioso central y mejorar la circulación de la sangre.
Una opción es masajear las piernas con unas gotas de aceite esencial de romero
mezclado con unas gotas de aceite de almendras o de oliva. Otra alternativa es
preparar un té.
Ingredientes
½ cucharadita de romero (2,5
g)
1 taza de agua hirviendo (250
ml)
Preparación
Deja infusionar durante 10
minutos, filtra, endulza con miel y bebe.
Cola
de león
Esta planta, también
denominada agripalma, es muy buena para evitar la trombosis, mejorar la salud
de los capilares sanguíneos y actuar como tónico cardíaco. A su vez, combate la
fatiga y cuida tanto el sistema cardiovascular como el nervioso. Se puede
consumir en infusión o tintura.
Jengibre
Estimula la circulación, evita
que la sangre se coagule y aumenta la temperatura corporal. Haz una infusión
con:
1 cucharadita de jengibre
rallado (5 g)
1 taza de agua caliente (250
ml)
Preparación
Deja que el jengibre se
disuelva en la taza de agua. Bebe de inmediato. Puedes añadir limón o miel.
Ginseng
Es uno de los remedios
naturales más versátiles que existe, se ubica dentro del selecto grupo de los
“todo terreno” junto al ajo por ejemplo. En este caso, ayuda a regular la
presión (alta o baja). Puedes preparar una infusión.
Ingredientes
1 cucharadita molida de la
raíz de ginseng (5 g)
1 taza de agua (250 ml)
1 taza de agua (250 ml)
Preparación
Pon a calentar el agua y
cuando rompa el hervor, echa el ginseng. Deja reposar 15 minutos, filtra y
bebe.
Geranio
Permite regular la presión
arterial baja y alta. Con el aceite esencial de geranio mezclado con aceite de
oliva o de almendras realiza masajes en las piernas. Aprovecha sus otras
propiedades:
· Antidepresivo
· Desestresante
· Anticelulítico
· Antiacnéico
· Para tratar hemorroides
· Para la gota
· Para aliviar los síntomas de la menopausia
· Para la dermatitis
Sal
Si tu presión baja de forma repentina
un buen remedio casero rápido es tomar un vaso de agua con una cucharada
de sal. Ésto ayudará a subir tu presión y te hará sentir mejor, claro que es
una solución específica para un descenso puntual y no un remedio que deba
ingerirse de forma habitual.
Consejo:
La tensión baja puede ser una
condición crónica, en esos casos es importante evitar los espacios demasiado
calurosos, estar hidratados y consumir plantas como el jengibre o el ginseng de
forma frecuente, pues favorecen la subida de la tensión arterial.
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