La Deshidratación es la pérdida
del agua de constitución de los tejidos, que puede incluir pérdida de los
electrólitos intracelulares con alteración de la membrana celular.
Cada persona se ve obligada a
reponer diariamente sus pérdidas de agua orgánica si quiere mantener sus
procesos vitales dentro de la normalidad. No debe olvidarse que un adulto de
unos 70 kg de peso pierde, en condiciones normales, casi 2 litros de agua cada
día a través de la orina, las heces, el sudor y el aire espirado. A su vez, el
organismo se abastece de agua por la ingestión de líquidos, por los alimentos
sólidos y por el agua liberada en los procesos metabólicos.
Síntomas:
Los síntomas principales son
resequedad de la piel y pérdida del tono muscular (signo del trapo mojado) al
estirar la piel esta no regresa a su lugar inmediatamente; resequedad de
mucosas y glándulas, no hay lagrimas ni saliva (lengua Blanquecina), no hay
orina (oliguria), y a nivel del sistema nervioso se nota cierto grado de
obnubilación (sopor, irritabilidad e intranquilidad), dificultad para concentrarse.
La deshidratación puede ser
fatal, especialmente cuando afecta a niños menores, pues la pérdida de líquidos
y minerales, incluyendo sodio y potasio, puede conducir rápidamente a la
muerte.
Tratamiento:
Cabe destacar que esto es un
caso de emergencia y debe ser trasladado a un centro hospitalario, pero
mientras llega la ayuda puede recurrir a este tratamiento casero:
Arroz: Agua
de arroz por vía oral.
Coco: Agua
de coco, por vía oral.
Naranjo
Dulce: jugo de las frutas, por vía oral, lo que tolere el enfermo.
Sandía: Consumir
2 o más rebanadas ya que es altamente hidratante.
También
se recomienda Plátano, melón, fresas y pepino.
Recomendaciones
Tomar agua aunque no se tenga
sed. Consumir, durante el verano; hasta tres litros de agua al día (es
mejor hacerlo gradualmente, aunque no se tenga sensación de sed, que en dos o
tres tomas. Es importante saber que, a través del sudor, se pueden llegar
a perder de uno a dos litros por hora, sobre todo si se está realizando un
esfuerzo físico.
Tomar otros líquido
como jugos y sopas, pero evitar, a la vez, la ingesta de bebidas
alcohólica y gaseosas que causan una pérdida de agua.
No realizar esfuerzos en las
horas más calourosas. Si no se tiene más remedio que
realizarlos, se aconseja llevar el cuerpo cubierto en la medida de lo
posible y beber abundante líquido durante el esfuerzo.
Evitar las bebidas congeladas No
es aconsejable consumir bebidas muy frías: pueden producir calambres en el estómago.
Tener cuidado al estar dentro
de un coche. Dentro de un automóvil la temperatura aumenta
considerablemente (en un día de mucho calor puede llegar, incluso, a los 100
°C). A la hora de conducir, hazlo con las ventanas abiertas o con el aire
acondicionado a una temperatura adecuada y no permitir que nadie se quede
dentro de él si paras en una zona soleada.